Un gentleman -EDELMIRO- va caminando erráticamente por esos mundos de Dios, con los ojos vendados y un báculo de ciego en su diestra. El buen hombre ha tomado la decisión de "no ver nada" y circula por la rue como un invidente más.
De pronto una joven de edad indefinida -CARLOTA- le reconoce, ¡es su tío! Salta de alegría, y va en su encuentro.
CARLOTA: ¡Tío Edelmiro!
EDELMIRO: Eh... que... ¿quién me ha llamado? Ese perfume es de furcia...
CARLOTA: ¡Soy yo, tu sobrina Carlota! ¡Hacía años que no sabíamos nada de ti! Desde que abandonaste a la familia por aquella sabrosona mulata que vino del Caribe es como si se te hubiera tragado la tierra...
EDELMIRO: ¡Oh, mi pequeña Carlota, qué emoción, después de tantos lustros...!
CARLOTA: ¡Oh, tío, tío, déjame abrazarte! ¡Te he echado tanto de menos! ¡Cuánto he añorado tu presencia!
EDELMIRO: Ojo, para el carro, monada. He hecho votos de castidad desde que descubrí la Verdad y ya no puedo acercarme a ti, mucho menos tocarte. Aunque eres mi sobrina, tu cuerpo desprende feromonas a cantidades indecentes e incita a verte como un objeto sexual. Eres una rémora de progresismo, una réproba y una tonta útil de la derecha.
CARLOTA: Pero...
EDELMIRO: Nada de peros (que además suena a peperos), desvergonzada. Aunque no te veo mi instinto indica que vas por la vida como una auténtica pelandrusca, como una fulana de esas que se anuncian en las páginas impresas de El País, vendiendo su cuerpo. Magro favor haces a la causa de la liberación femenina, con esa ropa interior semitransparente, comestible, y esas ubres incitantes, a medio mostrar... Yo con la mejor de las intenciones llevo esta venda en los ojos para interactuar con vosotras humanamente, de manera que no pueda trataros como carne de coyunda al apreciar más nítidamente vuestros atributos intelectuales y vuestra sapiencia milenaria (échale un vistazo a Mujeres que corren con los lobos, de Clarissa Pinkola; sabrás entonces de qué te hablo). Sin embargo, sois VOSOTRAS MISMAS las que ponéis palos a las ruedas (y al pronunciar la palabra "palos" eleva su bastón y lo dirige hacia la muchacha).
CARLOTA: Pero tío, deja ya de babear sobre mis glándulas mamarias y escucha... No es lo que parece, no te dejes llevar por las apariencias...
EDELMIRO: Perdona niña, tienes razón. Es que las tienes como dos carretas y...
CARLOTA: Pienso como tú, nací progresista y admiro tus más hondos ideales, pero es que... ¡te has metido en una piscina nudista! Aquí todo el mundo va como el Criador le trajo al mundo...
Edelmiro se quita la venda y observa incrédulo el panorama. Tanta carne fresca y femenina al viento le hace perder el oremus.
EDELMIRO: Entonces, en ese caso, mi irrupción en tu existencia ha sido providencial. Todavía eres recuperable para "la causa" (y acto seguido, resbala en sus propias ensalivadas y se pega un castañazo contra el pavimento).
Se baja el telón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario