El nuestro es el fascismo de la posesión inmediata. Su doctrina es tácita, silenciosa, abrumadora: queremos esto y aquello, y lo queremos inmediatamente pues es el botín de guerra que la vida nos ha otorgado.Eso, legislemos en contra de los hideputas que van a El Corte Inglés sin la cartilla de razonamiento en ristre.
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Para ese héroe, para esa barbarie nuestra época ha creado un sistema pertinente: una economía de la posesión inmediata. En la medida en que se impone el nuevo fascismo nuestro bienestar, nuestros gustos, nuestros deseos dependen de aquella economía. Naturalmente, en el sentido más estricto, el capitalismo asume y promueve el modelo con su continua exaltación y exhibicionismo de la codicia. El bárbaro habla el lenguaje que los bárbaros puedan entender: compra, posee, ¿cómo dejarías de hacerlo si todo es para ti y sin apenas esfuerzos y para tu eterna felicidad? Y para que ese lenguaje de la depredación dichosa llegue a todos los rincones tenemos la más imponente fábrica de la hermosa mentira, la publicidad, nuestra única religión verdaderamente universal.
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Pero, ¿no podríamos empezar a legislar contra los aspectos más agresivos de la posesión inmediata? ¿No podríamos poner en jaque alguno de los engranajes que perpetúan la violenta somnolencia del nuevo bárbaro?
Seguir leyendo "El fascismo de la posesión inmediata" de Rafael Argullol. Si el autor de marras no es fascista es que debe vivir semidesnudo en un monte recóndito, alimentándose de leche de cabritilla. A cambio de escribirlo (con técnicas de Altamira en las paredes de una caverna), sólo le habrá pedido a cambio al señor Polanco un mendrugo de pan duro y un hacha de sílex...
2 comentarios:
Esto quiere decir que todos los que compran El País son Fachas, los que se conectan a través de Iberbanda son fachitas, los que están abonados a Digital Plus, Fachísimos, los que se anuncian en la Cuatro, la SER, M80 y los 40, hacedores de Fachas, los que se van de viaje a través de Crisol, mega fachas, los que compran libros de Santillana, esos ya es que no tienen apelativo, como mínimo gigafachas.
Vamos, que Polanco es el padre de todos los fachas, no sé cómo deja que le insulten a él y a sus clientes en su propio periódico.
El artículo da para algo más que un par de chistes malos y decididamente tópicos (os sacan del Polanco esto y Polanco lo otro y os quedáis mudos). Una oportunidad para la reflexión desaprovechada
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