lunes, noviembre 21, 2005

Maragall y el 20N

“Tenía 34 años, militaba en Convergència Socialista de Catalunya y trabajaba en el Gabinete Técnico del Ayuntamiento de Barcelona. Ese día recuerdo la percepción de un ayuntamiento dividido entre los que mostraban su tristeza y los que debíamos contener una emoción inmensa. Bajamos a celebrarlo a la Plaza de Sant Miquel”.

Tan sobria celebración de una “emoción inmensa” únicamente se comprende al saber del asedio, persecución y hasta tortura que padeciera Pasqual Maragall a manos de los sicarios del dictador. Eso, a pesar de que el natural discreto de nuestro President preferiría ahorrarnos a los catalanes los pormenores del calvario al que fue sometido por Franco durante la tiranía. De ahí que pocos hayan acusado recibo de que el alcalde Porciones, la mano derecha del Caudillo en Barcelona, humilló a Maragall obligándolo a integrarse en la elite de la elite de su equipo de asesores personales –el sanedrín de veinte validos designados a dedo que respondía por Gabinete Técnico–. Aunque aquella afrenta de los totalitarios apenas supuso el principio de su dramático vía crucis. Porque, poco después, en el colmo del sadismo, Maragall fue forzado por los fascistas a continuar cobrando su sueldo mensual íntegro durante los dos años de excedencia que llenaría reflexionando en Nueva Yok, entre 1971 y 1973.

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