Su sistema, que él definió como “racionalismo armónico”, se puede dividir en dos partes. Una primera, analítica, de mayor influencia kantiana, explora las condiciones de posibilidad del conocimiento que cristalizan en un ente objetivante que supera el yo puramente psicológico, un yo fundante, un post-yo (Uz-Ich), síntesis de la naturaleza y el espíritu, esencias finitas que se abren a la necesidad de una esencia infinita, lo absoluto o Dios. La segunda parte, proceso objetivo o sintético, es la exposición del camino que va desde lo absoluto al hombre. Este doble proceso, que va del hombre a Dios y de Dios al hombre, no da como resultado un panteísmo, que rechazaba, sino un panenteísmo, doctrina que afirma la existencia del mundo como mundo en Dios, no como la identidad de ambos.Leyendo esto he experimentado una erección, que no sé cómo voy a poder resolver a estas horas de la madrugada... ¡ufff! ¿Alguna voluntaria? Pablo, gracias a tu artículo he podido descubrir la filosofía redentora de Krause (lo más parecido que conocía era a Kraus, el tenor). Soy un hombre nuevo, me siento como un pollo recién salido del cascarón...
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El mundo de Sofía (única obra sobre filosofía que he sido capaz de leer entera durante la actual reencarnación; mi ignorancia es muy atrevida...) no hablaba de Krause, que yo recuerde, y así me luce el pelo; pero esta decisiva revelación me va a permitir redimir el ánima y dar un giro copernicano a mi irregular devenir.
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