martes, julio 26, 2005

José Luís Prieto y sus reflexiones

En el penúltimo gobierno de derechas que ha conocido España, el de la dictadura de Franco, estuvo vigente una conocida como Ley de Fugas, en virtud de la cual los agentes de la autoridad podían disparar, hasta la eventual muerte, a quien no atendiera a una orden de “alto".

O en virtud de la cual cualquier agente de la autoridad podía matar impunemente alegando, pudiendo ser falsamente, la aplicación de dicha Ley. Como sucedió en no pocas ocasiones. No en vano, los testigos de tales crímenes o eran el propio muerto, o terceras personas que debían callar ante la posibilidad de correr tan fácil idéntica suerte.

Cosas de las dictaduras, felizmente superadas.

¿Superadas?

El 22 de julio, en Londres, un ciudadano recibió siete disparos en la cabeza, siete, de mano de unos individuos vestidos de paisano de los que huía. Fue en plena vía pública, ante numerosos testigos. Resultó que aquellos individuos eran agentes de policía, y que el asesinado -dígase así: asesinado- llevaba una mochila y resultaba étnicamente sospechoso (esto último da escalofríos plantearlo). Jean Charles de Menezes, ciudadano brasileño, un joven de 27 años, fue ejecutado injusta y extrajudicialmente. O no sabía de quien huía, o huía de su deportación como inmigrante ilegal.

A ver, campeón, si distinguimos los peligros por los que se toman tales medidas: En el caso español, la amenaza era un melenudo progre con bastante fundamento. En el caso británico, estamos hablando de individuos que se dedican a colocar bombas y de suicidarse si lo estimaran oportuno, matando a todo inocente que se encuentre a su alrededor. No pretendo justificar ningún error, pero tampoco estoy tan ciego como para negar las diferencias.

No caben medias tintas: es el desmontaje del Estado de Derecho, basamento fundamental de la democracia. Sin el beligerante rechazo que cabría esperar de los demás gobiernos europeos, que sin duda se reservan emular los planes totalizadores de la post-democracia. Y sin resistencia civil, ni dentro del Reino Unido -la popularidad de Blair, lejos de resentirse como la de Aznar, está disparada- ni fuera.

Se ha superado el umbral de básica tolerancia: se ha ejecutado extrajudicialmente a un inocente. Debe sostenerse así, sin medias tintas, sin indulgencia alguna.

Cuando entra un grupo de GEOs en una casa llena de terroristas y tienen que cargarse a uno de ellos, tampoco hay un juício previo... y se lo cargan... y hacen bien. Esto es lo mismo. Guste o no, se percibió a un individuo inocente como una amenaza. Y esta amenaza equivalía a que, si se cumplía, podía provocar una masacre. No lo era. Deberán apurarse las responsabilidades correspondientes, sin discusión. Eso es el Estado de derecho.

Tan arbitrariamente como hacen los terroristas, los otros terroristas. Tan arbitrariamente que en Londres cualquiera, yo mismo, usted, podríamos haber corrido la misma suerte que Jean Charles de Menezes.

Nadie está libre del otro terrorismo, en ningún lugar del mundo. Ni siquiera en Mónaco. Pero además, en el Reino Unido, te puede asesinar un policía con la autorización del Estado.

Solución: Si te dicen: ¡¡Quieto!!... ¡No te muevas! No salgas corriendo y te metas en el primer vagón que encuentres... Por otro lado, tampoco es tan malo esto de la arbitrariedad. Muy al contrario, en el caso del terrorista es mucho más aleatorio. Cuando un terrorista pone una bomba, le importa un rábano a quién mate. Cuando un policía le pega un tiro a otra persona, lo hace sólo a esa persona, y como mucho, a un rehén por quien tendrá que pasar la bala. Son dos cosas muy distintas. En ninguna parte del artículo se trata de encontrar una mínima diferenciación entre un hecho y otro... como si fueran lo mismo (y no estoy negando la gravedad del error). Y permítame, pero ya sólo el título ("Boicot al turismo hacia Reino Unido") hace, no sólo que me dé la risa, sino que quiera visitarla con más ganas si cabe.

Y una vez dicho esto, confío en el sistema judicial británico, para que se depuren todas las responsabilidades, las circunstancias, etc.

6 comentarios:

Bruenor dijo...

La ley de fugas de la que habla Martín Prieto, para más inri, la promulgó el gobierno de Azaña.

Unknown dijo...

Eso me dijeron a mi tambien respecto a la Ley de Vagos y Maleantes; pero vamos al grano.
Solo con animo de comprender al Sr. Martin Prieto y a quienes como el razonan:
1) Cual fue y es su opinión respecto a la muerte de Garcia Goena? Lo pregunto porque lo desconozco, no ironicamente; pero creo que es relevante para centrar el "universo moral".
2) Es lo mismo el uso de la fuerza (incluso excesiva) en un estado en el que la propia justicia, amén de las ONG van a tender a crucificar al "poli" (llamado pig en otros pagos) que el uso del terror indiscriminado?. Tiene el mismo riesgo el policia, identificado personalmente, que el pistolero anonimo etarra? Dirían algo así los "comprendedores" de la ETA respecto a sus "acciones"? Es comparable?
3) Recientemente, en una conversación acerca del problema de las drogas (mejor dicho, del problema de la ridiculización del real problema que las drogas significan) se me argumentaba acerca de la adición a los ordenadores (es que soy informatico y, claro, hay que ir a matar). Es curioso el proceso de elevarse del problema en cuestión a un estadio superior en el que el uso del messenger es equivalente a fumar porros en el colegio a la edad de 12 años. A mi se me escapa; pero quien me lo decia era una maestra.
A expensas de lo que diga la investigación judicial, que la habrá, y con mucha presión mediática, es evidente que la orden de disparar a la cabeza cuando lo que esta en riesgo es la vida de decenas o centenares de ciudadanos es justa y ajustada.
Quizás haya faltado publicidad en la BBC: "Si es usted un chorizo y la policia le da el alto, mejor parese porque puede parecer sospechoso de terrorismo y le dispararemos."
O quizas, lo que sobra es ganas de encontrar al "capitalismo criminal" tan alejado de las costumbres democráticas de Cuba, por poner un ejemplo (y lo digo por los 3 fusilados en un juicio de risa tia felisa, de risa salvo para los muertos, claro).
Cosas veredes...

Reboot, El Diablillo Cojuelo dijo...

¿No fue también Azaña el que promulgó la ley de defensa de la república, bajo la que tantos excesos se produjeron y que permitió al gobierno del frente popular operar fuera de la ley? ¿De esa no habla el Sr. Prieto?

Raro es que no hable de la ley de Vagos y Maleantes, que todos los progres piensan que fue invento franquista, pero que también fué fruto del señor Azaña.

Reboot, El Diablillo Cojuelo dijo...

Mierda, me ha adelantado gul-pah-go.

Kantor dijo...

¿Os estais tomando en serio a J L Prieto?

Alexander Miles dijo...

Estimado José Luís... le agradecería que, ya que ha tenido el detalle de pasearse por estos lares, comentara algo del post original... o incluso de éste...