viernes, junio 03, 2005

Se nos caen nuestros ídolos, unos porque su longevidad muestra su degradación moral, como Fidel Castro, y otros porque descubrimos que no fueron magníficos, como creíamos.

Ocurre ahora con Salvador Allende tras descubrirse documentalmente que tenía ideas racistas y eugenésicas netamente nazis, y que como presidente protegió a numerosos hitlerianos escondidos en Chile.

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