sábado, junio 25, 2005

En defensa del doctor Polaino

Aunque no comulgo con muchas las tesis del doctor Aquilino Polaino -de hecho, me he cachondeado de alguna de ellas en un post anterior- creo que esta persona nos ha deparado una bocanada de aire fresco en el políticamente correcto -y por tanto, amuermante- mundo que nos ha tocado vivir. El PP, en mi humilde opinión, se equivocó escogiendo a esta persona para defender sus posiciones, pero ello no significa que se le deba coartar su libertad de expresión ni que se le tenga que crucificar. Muy al contrario. Me alegra que alguien por fin se haya atrevido a expresar en público lo que muchos callan por temor a posibles (o más bien seguras) represalias. Parafraseando a Voltaire, no comparto las ideas de este señor, pero me daría con un canto en los dientes si se respetara su derecho a expresarlas.

Pero ya estaban tardando aquellos que sostienen -por la vía de los hechos- que en democracia la única opinión válida es la suya. Con una demanda a lo Perry Mason van a intentar cerrarle la boca (¿pero cómo se le pudo ocurrir abrirla?), pretendiendo con ello que un amplio sector de la población pase a la clandestinidad. Y es que si de ellos dependiera, la única forma posible de defender libremente y sin tabúes una transgresora oponión sería descendiendo a las catacumbas, como en tiempos de Diocleciano.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Yo, en cambio, opino -como David- que las teorías de este hombre son desacertadas, porque creo que se empeña en tomar una parte de la realidad como el todo. De todas formas, es algo muy común entre los científicos, y no sólo afecta a Polaino. Por eso, yo por lo menos tiendo a poner en cuarentena la mayoría de sus conclusiones, hasta ver si coinciden o no con mi propia experiencia de las cosas.

Por ejemplo, todos los autodenominados estudios serios y rigurosos (o los bendecidos como tales por el poder, que esa es otra)coinciden en afirmar que, para vivir, las personas requieren ingerir al menos unas mil o mil quinientas calorías diarias. Si yo les hiciera caso, no cabría por las puertas. Puedo vivir tan ricamente con muchísimo menos. A veces, sin nada. Una vez más, elevan a la categoría de universales verdades parciales.
Igual creo que hace Polaino. Habrá personas con tendencias homosexuales que no las acepten porque les hagan sufrir, y quieran curarse. Muy bien, pero también habrá otras que se sentirán estupendamente con esas tendencias y querrán mantenerlas. Es la libre voluntad de la gente lo que cuenta, no las ideas preconcebidas de Polaino o del lobby gay.

De todas formas, entiendo que lo fundamental es lo que dice David. Que, por muy desacertadas que a algunos nos puedan parecer las teorías de Polaino -aunque, insisto, no menos que tantas otras circulan como indiscutidas-, nadie tiene potestad para privarle del derecho a sostenerla. Y que, con esta querella, el lobby gay demuestra una vez más lo que es: una panda de inquisidores chantajistas y liberticidas que pretenden plegarnos a todos a sus siniestros designios.
Por otra parte, Polaino podrá ser muy valiente y un verdadero ejemplo de independencia intelectual, pero llevarlo al senado sin pedirle al menos que, por favor, se ciñera sólo a lo de que los niños necesitan papá y mamá, fue para matarlos. La forma de recular de algunos peperos, también. Ahora, podrían arreglarlo un poco empleándose en defender la libertad de investigación, de expresión y de pensamiento de Polaino.

Mónica

Anónimo dijo...

Unos comentarios, los de Polaino, entre "repugnantes y escalofriantes", F.J. Losantos dixit. Ciertamente.

Anónimo dijo...

Huelo cierto caracter de La Cope.