domingo, marzo 19, 2006

Por algo la llaman De la Vogue

Basta ver los telediarios para caer en la cuenta de que la vicepresidenta da cien vueltas a sus compañeras de Gabinete en lo que a elegancia se refiere. Tiene un estupendísimo fondo de armario, que, además, sabe combinar con gracia para hacer que cada vez parezca un conjunto diferente. Abundan los trajes de chaqueta con pantalón y los cuellos chimenea (altos y muy abiertos).

Uno de los personajes que más ha fichado el estilo de Fernández de la Vega es Nano de la Peña, director de un gabinete de comunicación especializado en firmas de moda. "El look de la vicepresidenta es totalmente de los años 80. Pero en ella queda gracioso", afirma.
De la Peña destaca que el armario de la mano derecha de José Luis Rodríguez Zapatero está lleno de "hombreras redondeadas, cuellos desbocados, cierres asimétricos y mangas japonesas". En su opinión, la vicepresidenta ha sabido "sacar el mejor partido" a una década "horrible" estéticamente.

"Siempre va con la cintura ajustada y, al mismo tiempo, con prendas superpuestas que le dan mucho volumen", analiza el experto.

Después de lo del miércoles, un par de féminas periodistas de El Periódico de Catalunya han escrito este laudatorio artículo en defensa de la señora vicepresidenta, quizá un pelín pelota, hagiográfico, azucarado y empalagoso, pero parido con la más noble de las intenciones: tratar de compensar a tan gran mujer por el daño moral sufrido.

Lo de antes era la parte externa de la persona, lo mejor lo lleva dentro y viene ahora.
Feminista, géminis, soltera, progresista, delgada, cariñosa, alegre y con un ojo clínico para la gente, De la Vega agota a sus colaboradores a base de horas de trabajo. Pero no les asfixia. No sólo manda, también coordina, organiza y delega. No hay papel que vaya al Consejo de Ministros que no se haya leído, memorizado y hasta corregido. Tampoco se recuerda crisis en la que ella no haya mediado personalmente: Cuenca, Guadalajara, Murcia, Canarias...
El 24 de mayo del 2004, en ausencia de Zapatero, se convirtió en la primera mujer española presidente del Gobierno. Antes ya había alcanzado altas cotas para una mujer española de su generación: secretaria judicial, directora general de Justicia, miembro de cooperación jurídica del Consejo de Europa, vocal del Poder Judicial, secretaria de Estado de Justicia, diputada, secretaria general del grupo socialista y vicepresidenta. ¿Quién habló de trapitos?

Pues las que hablaron de trapitos fueron las propias autoras del artículo unos párrafos más arriba...

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