El abuelo se llamaba Hitler, –bueno, en realidad ya no era el abuelo–. Hace muchos, muchos años, consiguió liar a la pobre abuela, y aprovechándose de su buena fe, llegó a desposarla, pero la cosa no duró mucho tiempo, porque Hitler era de ese tipo de personas que se creen con derecho a destruir lo que dicen amar. Viejo amigo del tito Paco –del que ya nadie se acordaba–, pero más longevo, consiguió llegar hasta nuestros días, y ahora se dedicaba a la curiosa labor de cuidar de los lobos… nadie sabe si había conseguido domesticar a éstos, o más bien aquellos le habían terminado de embrutecer… el caso es que le consideraban una especie de líder de la manada, y se había establecido entre todos ellos una relación de mutuo interés que habían decidido imponer al resto de los asustados animales del lugar.
jueves, marzo 16, 2006
El abuelo de caperucita roja...
...era el mismísimo Adolf Hitler. Los análisis de ADN así lo avalan. No es ninguna coña marinera, lo acabo de leer en socialdemocracia.org.
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