miércoles, febrero 01, 2006

Al fin, la ley del cine catalán

No recuerdo con exactitud cuando fue la última vez que me acerqué a la cartelera para ir a ver cine catalán. Creo que fue en una vida anterior. O quizá ni eso, lo cual no tendría perdón de Dios ni por supuesto enmienda. Que la mayor parte de tales filmes no llegue jamás a estrenarse no quita peso a mi culpa ni me podría servir de atenuante ante un tribunal. Sea como fuere, mi caso (homologable al de muchos de mis paisanos de la Corona de Aragón) es una prueba más de que la cultura en general -y el cine patrio en particular- no puede dejarse en manos de las ciegas fuerzas del mercado y de las multinacionales.
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