Una vez, en 1997, Bin Laden me dijo una cosa escalofriante: que "uno de nuestros hermanos" había "tenido un sueño" en el que había visto a Robert Fisk a caballo, con barba, como una "persona espiritual". Yo llevaba una túnica, me dijo. "Eso significa que eres un verdadero musulmán". Era un mensaje aterrador, un intento de que quería reclutarme. No, respondí, yo no era musulmán, sólo un periodista cuyo trabajo consistía en contar la verdad. Pero entendí perfectamente hasta qué punto una afirmación así podía afectar a otras personas, musulmanes conversos, procedentes de otras confesiones o incluso otras sociedades. De Gran Bretaña, de Francia, de España...
[...] El sobrecargo y yo nos paseamos en busca de pasajeros cuyo aspecto no nos agradara. Yo tomé nota de los números de asiento de 13 personas, dos de ellas en clase preferente. Y no tardé más que unos minutos en darme cuenta de lo que significaba aquello. Todos los que no me habían gustado eran musulmanes. Estaban leyendo el Corán, o daban vueltas en la mano a unas cuentas, o tenían barba, o me miraban con suspicacia porque yo les miraba con suspicacia a ellos. Había clasificado a los pasajeros de mi avión por su raza. En sólo unos minutos, el sociable y liberal Robert Fisk se había vuelto racista. Lo cual me hizo llegar a la conclusión de que uno de los propósitos de Bin Laden era, no causar la división entre los musulmanes y Occidente, sino entre inocente e inocente y, de esa forma, hacernos culpables a todos.
[...] Bin Laden ha creado Al Qaeda. Su trabajo está hecho. Ahora es tan irrelevante como los científicos que lograron la fisión del átomo. Es de Al Qaeda de lo que debemos ocuparnos. ¿Lo hacemos mediante la búsqueda de la justicia para Oriente Próximo? ¿O mediante la eterna "guerra contra el terrorismo", contra los enemigos de EE UU, que nos prometió Bush? ¿Le dejamos que siga contando impunemente la mentira de que el 11 de septiembre de 2001 "cambió para siempre el mundo"?¿O nos negamos a permitir que 19 asesinos árabes cambien mi mundo?
domingo, enero 15, 2006
Que hable Robert Fisk...
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