Si quieres saber cómo acaba la cosa, sigue leyendo.
Dos vecinas se encuentran en la calle:
-¡Hola Juana! ¿Adónde vas?
-Hola Luisa, a la parroquia, estamos orando a Dios por la Patria. ¿Querés venir?
L -Imposible... bueno quisiera orar con vos, pero a tu Templo no entro ni mareada.
J -No te entiendo Luisa... ¿porqué decís eso?
L -¡¿Y por que lo voy a decir?! ¡¿No viste que en tu Iglesia hay muchas imágenes?!
J -...Sí.... Y eso ¿Qué tiene que ver?
domingo, noviembre 27, 2005
La controversia iconoclasta: doce siglos después...
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