lunes, noviembre 28, 2005

Donde dije "no a la guerra" digo...



Ya decía Azorín que España es país de grandes extremos. En poco más de un año hemos pasado del cántico colectivo del “No a la Guerra” a venderle armas a un dictador bananero.

(...)

¡Las vueltas que da la vida! Aun para quienes hacemos nuestra la divisa de Horacio, nihil admirari, no puede por menos que resultar francamente sorprendente que este Gobierno, que llegó al poder en alas del unánime grito de “No a la Guerra”, grito que fue hábil e inícuamente encajado con fórceps en la crisis desatada por los atentados del 11 de marzo, haya pasado en cosa de año y medio a convertirse en proveedor de armas de un dictador bananero como es Hugo Chávez, especie de prolongación chusca de Fidel Castro en el continente y probable financiero de las recidivas revolucionarias desplegadas en algunos países de la zona como Perú o Bolivia. Prueba de la profunda esquizofrenia causada en el Gobierno por sus propias, contrapuestas actitudes, obtuvimos uno de las más delirantes hallazgos conceptuales del Presidente Zapatero, nuestro Gato de Chesire patrio, especialista en retruécanos y calambures de audacia creciente, cuando afirmó que las armas que España está en trance de vender al gorila de Caracas “no tienen una naturaleza ofensiva”; el propio Chávez le puso la guinda al pastel, corroborando que las armas se emplearían “en tareas sociales”.

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