Todo pintaba muy bien para Blair, un Social Demócrata que siempre pone el intermitente hacia la derecha. Los franchutes decían que, tras su "non" en el referendum y la fumada de Holanda, el gentleman inglés tenía la Unión Europea en bandeja de plata, pero ahora las cosas se han vuelto a torcer.
Nadie se esperaba esto. Al menos nadie que no fuese alemán. La triste victoria de Merkel en las elecciones le habrá costado a Blair más de 15 libras en cerveza y más de un grito de ira en el 10 de Dawning Street, ¿qué he hecho yo para el que hideputa de Schroeder pueda volver a ser canciller?. Merkel era la pieza que le faltaba en su puzzle para completar un poderoso eje Londres - Berlin - Barcelona, donde David Millán se frotaba las manos, pero no siempre gana el caballo ganador.
La Unión está en punto muerto y la caja de cambios ha dejado de funcionar. La ingenieria alemana ha resultado ser un fiasco y esperan tiempos tranquilos en la Unión. Mientras el resto del mundo se mueve a ritmo frenético, Blair intenta arrancar el coche. Pero lo jodido es que es un Peugeot con motor Volskwagen.
lunes, septiembre 26, 2005
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