El problema del SIDA, los antirretrovirales y las patentes.

En Brasil el gobierno de Lula la está armando parda, y no es para menos: Se quieren ventilar de un plumazo la ley de patentes en pro "del bien común". Me gustaría tratar un poquito, así por encima, este tema, porque es muy goloso.

Es cierto que los precios de los antirretrovirales están por las nubes y que el margen de éstos es grande para las casas farmacéuticas cuyo afán es amortizar una inversión, en el plazo que la ley de patentes les ofrece.

Debería desempolvar mis apuntes de "Legislación" para recordar cuántos años eran, pero creo recordar que en Europa, para patentes farmacéuticas, son 15 años de patente, extensibles 5 años más desde la fecha de creación de una molécula para sus distintas fases de estudio. No sólo eso sino que además, rara vez un fármaco se comercializa antes de 7 años desde su descubrimiento. Moléculas como el AZT tienen ya casi 20 años y por tanto la patente, si no está expirada, está al caer.

Pero en Brasil quieren quitarse de en medio a Abbott que se ha negado a negociar con el gobierno de Lula. Su nuevo antirretroviral les ha costado una pasta y no quieren dilapidar su dinero. El gobierno brasileño les amenaza con romper la patente y fabricarlo por su cuenta. Unos dirán que es una medida populista y justa, pero yo animo a que sigan pensando, para variar, y se pregunten: ¿Y luego qué?

¿Lo dudáis?, pues exportarlo, ya sea directamente o a través del mercado negro, y así sacar también tajada.

¿Quién era el malo de la película?

Al final siempre es lo mismo, la industria farmacéutica invierte millones en desarrollo de productos, de los que ni un 10% ve la luz. Ese dinero es invertido con vistas a poderlo recuperar y conseguir un beneficio a posteriori. Pero mientras recupera la inversión ha producido un desarrollo, y ha conseguido que nuevos fármacos vean la luz y, en el caso que nos concierne, posibilite que a día de hoy, una persona con SIDA, pueda superar los diez y quince años de esperanza de vida.

Si las patentes son abolidas indiscriminadamente a gusto del gobierno populista de turno, las empresas farmacéuticas dejarán de invertir en I+D (¿acaso Lula va a gastarse miles de millones de dólares en investigar nuevos fármacos?) y eso significará el estancamiento.

¿Os imagináis el mundo sin antibióticos? ¿sin antihistamínicos de última generación? ¿sin antitumorales o sin antirretrovirales?

Pues así sería el mundo, si doctrinas como las de Chomsky se tomaran en serio.