El sistema capitalista es comparable a una inmensa máquina a la cual, por un lado, se le introducen materias primas: seres humanos que, una vez en su interior, son triturados y que, a la postre, terminan confundidos con la máquina, es decir: se deshumanizan , se seca su ser humano y en su lugar crece la máquina . Se pierde la sensibilidad humana y da paso a un estado de indife-rencia, a un retroceso, a una involución de lo que culturalmente se fue creando desde muchos siglos a esta parte . Finalmente, la máquina que provoca seres aletargados, indiferentes, anestesiados, proporciona al dueño ganancias económicas.
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El sistema no sólo tritura, también provoca lágrimas . La insensibilidad permite cualquier acción cruel, despiadada, sin la mínima respuesta o acuse de haber procedido incorrectamente. Provoca, por acumulación, enormes ven-ganzas en los que pudieron sobrevivir a su aplanadora pero que, también, están insensibilizados. El dolor anestesió su corazón.
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El sistema, en definitiva, deshumaniza, hace perder valores funda-mentales. Porque lo único que importa es la maximización del beneficio económico, la libertad de empresa, la libre competencia en un libre mercado, la macro sobre la
micro, el hombre al servicio de la economía, y la economía, -esa ciencia social que estudia cómo las sociedades usan o manejan las escasos recursos para satisfacer sus necesidades, cómo pueden ser distribuidos entre la producción de bienes y servicios, y el consumo, ya sea de personas o de sociedades- se transforma en instrumento de control de los bienes o recursos de los menos desarrollados, y en la obtención de mano de obra (abundante y, por lo tanto, muy barata). Esa mano de obra, tan barata y tan obvia, tan ajena y tan explotada, tan alienada y de tan alienada y explotada por generaciones, tan insensible y de memoria borrada. Muchos de sus niños ya hoy no saben -y aunque lo estudien, aunque lo aprendan- generalizada-mente no sienten la emoción ni la tristeza al evocar a un Sandino, a un Mandela, a un Luther King, a un Ho Chi Min, a un Federico García Lorca...
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"...y cuentan que con mala maña, fue tiroteado su abanico, justo a la hora que en España, se asesinaba a Federico". (1)
= X
Apartado b) Definir las variables de que se compone el texto.
Apartado c) Hallar la relación entre Ho Chi Ming, Nelson Mandela y Martin Luther King...
Duda existencial del día (para matrícula): ¿Por qué tengo la sensación de que la señorita Mónica Oporto, así como los que sueltan semejante cúmulo de tonterías, no ha leído en su vida un relatillo de un tal Solzhenitsyn? Este traidor decía que la mayor humillación que había padecer como ciudadano ruso era que durante la era stalinista la gente era detenida y maltratada en la calle y sus ciudadanos apenas miraban con indiferencia... Vamos, igualito que trabajar en este despiadado mundo capitalista opresor...
En fin, me voy a hacer mis ejercicios de verano, que después quiero ir a la playa y conocer a unas titis...
(1) Silvio Rodríguez: Cita con ángeles
5 comentarios:
Dodgson:
Lo de "finalmente ... proporciona al dueño ganancias económicas" es exactamente lo que pasó con el sistema de campos de concentración, que se pretendió que generaran ganancias económicas (pero Stalin fracasó en el intento, pero ¡vaya si lo intentó!) No estoy de acuerdo con esta afirmación: Con cincuenta millones de esclavos, ¡¡la de salarios que se ahorraron!!
Mahgg: No puedes llevarte la matrícula de honor... Lenin no fue el maestro de Stalin... sólo sentó las bases jurídicas, políticas e institucionales para que Stalin continuara el trabajo... Con todo, es una respuesta muy aproximada a la realidad... Si no hay respuestas mejores, la matrícula es tuya...
Hmmm... interesante...
No alcanzo a comprender cómo lo de los campos de concentración fueron una ruina. Y otra cosa más... ¿De qué libros habláis? ¿Hay ediciones disponibles?
El libro al que yo hago alusión es "Archipiélago Gulag", escrito por Alexandr Solzhenitsyn. Lo puedes conseguir en Tusquets Editores. También hay una edición especial por que regalaba el diario El Mundo a la que hace referencia Marine.Fran y que fue la que yo leí.
Yo no he leído una cosa más aterradora en mi vida.
Sobre la ruina de los campos de concentración, a mí no me parece tan incomprensible. El sistema penitenciario, aunque fuese para el mantenimiento de las instalaciones o en comida (tampoco había demasiado gasto en comida por persona), imagina lo que supone mantener a veinte millones de presos... veinte millones de personas que no producen prácticamente nada (están muy mal alimentados, no disponen de instrumental adecuado para trabajar...). Es, literalmente, un despilfarro.
Saludos.
Tomo nota de los libros. Mañana, a buscarlos.
Y con respecto a la ruina esclavista, me imagino que todo era un caos absoluto y un fondo de corrupción. No había caído en la cuenta de que los gobiernos comunistas, que se caracterizan por la corrupción máxima, se tenía que extender forzosamente a los campos de trabajos forzados (de exterminio, más bien).
De todas formas hablamos de ésto con mucha tranquilidad, cuando deberíamos todos estar gritando: ¡Qué fuerte!
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