Jesús Polanco era un joven de baja estatura y fuerte complexión, macizo, con el pelo rapado. De no haber existido el Frente de Juventudes lo hubieran tenido que crear expresamente para él, porque daba a la perfección el perfil del enérgico muchacho dedicado a respirar a pleno pulmón el aire impoluto de los campamentos y a nutrir firmemente su ideología en los Principios Inmutables del Movimiento Nacional y su revolución pendiente, la doctrina que en Covaleda impartía con unción ante la centuria de instructores Sancho el Fuerte.Más en Desde la caverna neoliberal
martes, junio 07, 2005
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