Me parece muy acertado que cada cual disfrute con las películas que crea oportuno, sean del tipo que sea. Nada tengo yo que objetar contra el hecho de que cada persona tenga sus gustos, aunque no los comparta. Ahora bien, lo que clama al cielo es que las predilecciones de una ínfima minoría de la población sean subvencionadas por TRES administraciones públicas -el estado, la Generalitat y el ayuntamiento de Barcelona- por el simple hecho de que el cine que proyectan es "gay y lésbico", discriminando con ello a los que tienen otro tipo de inclinaciones sexuales. Si el festival fuera, pongamos por caso, de cine incestuoso, zoofílico o poligámico (tan digno de respeto como el otro), el tratamiento recibido hubiera sido muy diferente (¿se habrían escojonao en nuestra cara?), y las subvenciones hubieran brillado por su ausencia...
Y así debería de ser, pues al menos en lo que al sexo se refiere (y a todo lo que gira a su alrededor) cada cual debería pagarse su ronda.
miércoles, junio 22, 2005
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1 comentario:
Los que no vivimos en Cataluña aún podemos dar gracias. La Generalidad y el ayuntamiento de Barcelona no pondrán mi dinero.
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