jueves, junio 02, 2005
Dice el bueno de Zapatero que la Constitución Europea habrá perdido (de momento) dos batallas, pero no la guerra: al fin y a la postre, franceses y holandeses (individuos tan poco evolucionados como los que optaron por Bush en los EEUU o como los obíspos del último cónclave) han votado NO a tontas y a locas, bajo parámetros de las políticas internas de esas respectivas naciones... o quizá puede que se hayan equivocado a la hora de escoger la papeleta correcta, pues realmente querían votar otra cosa. Vaya usté a saber. Sea como fuere, tiene razón. En España, por supuesto, esto no ha sido asín. Aquí la gente, no sólo acudió en masa a las urnas como si la vida les fuera en ello, sino que lo hizo con conocimiento de causa, pensando en Europa y el en contenido íntegro de su Carta Magna. Cohortes de prestigiosos intelectuales pidieron el SÍ a través de irrefutables argumentarios, y el interés por conocer la intríngulis del poliédrico ladrillo -que acabó convirtiéndose en un auténtico bestseller rompeventas- fue clamoroso. La muchedumbre se lo leía en el suburbano, en la calle al caminar, sobre la taza del urinario, en el tálamo nupcial..., cualquier excusa era buena para darse un buen chapuzón en sus cuatrocientos y pico artículos. Las siglas UE estaban impresas con letras de oro en nuestros corazones, y las pequeñas y cotidianas miserias de la política local no alteraron un ápice la intención de voto de naide.
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1 comentario:
pues yo creo como Buenafuente que los franceses han dicho no porque son los únicos que se la han leido.
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