domingo, mayo 29, 2005

El error de la France

Amigos, es el gran día. El destino de eso que hemos dado en denominar Uropa hoy está en manos de nuestros vecinos del norte, de la France, y se va a decidir en apenas unas horas. Las alternativas son, como todo hombre bien informado sabe, la construcción de una Unión fuerte, próspera, que haga sombra a los EEUU (el oui), o el aparatoso y apocalíptico derrumbe del castillo de naipes (el non). Nos pudimos recuperar de la primera y la segunda guerra mundial, pero en el hipotético caso de que el resultado sea negativo nuestro añejo continente no volverá jamás a levantar cabeza.

Nada nuevo bajo el sol, como decía aquel, dado que nosotros también hemos perpetrado un referéndum de características similares hace unos meses. Sin embargo, a partir de ahí, desaparece toda similitud. Mientras en España la victoria del SÍ fue abrumadora y estaba más que cantada, en la ilustrada Francia cabe la posibilidad de que el NO(N) acabe prevaleciendo. Es lo que yo he dado en intitular "el error de la France". Los orgullosos franceses -dicho sea en plan constructivo, que conste- podrían haber tomado nota de la extraordinaria campaña divulgativa del texto constitucional llevada a cabo por nuestro presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, un hombre de políticas bonitas y sencillas, como ellos mismos reconocen. Pero ahora los hechos ya están consumados y el destino de todos pende de un fino y casi invisible hilo.

Si hubieran suministrado a su población dosis masivas de Referendum Plus en los depósitos de agua potable, demandado el auxilio de Los del Río, de los Morancos, de la lolita de la serie los Serrano..., si hubieran pedido a la población que votara afirmativamente aunque no se la hayan leído... otro gallo les cantaría y la victoria estaría más que garantizada. Pero la soberbia gala ha sido su perdición, y quizá lo sea también de todos los uropeos. A las 22 horas (es decir, de aquí a nada) seremos partícipes del desenlace final. Como bien dice Antonio, todavía queda mucha tela por cortar y el resultado del partido está por decidirse, a pesar de lo que digan o dejen de decir las encuestas.

1 comentario:

Zeitnot dijo...

Lo más divertido es que, como ya han destacado por ahí, en Francia muchos tachan la Constitución de "neoliberal" , mientras que los liberales la tachamos de intervencionista.

Lo que está claro es que los primeros defensores del tocho infumable ese son los poderes establecidos que ven en él la consagración del status quo.