sábado, mayo 28, 2005

Cuando llegan las navidades son legión los articulistas, tertulianos y opinadores más o menos amateurs que despotrican en contra de la celebración de marras -muchas veces cargados de razón- sin que por ello se vaya a caer el cielo sobre sus cabezas ni haya el menor problema. Las soflamas antinavidad, al fin y a la postre, son una tradición navideña más, y quizá de las más entrañables y necesarias, pues nos invitan a la reflexión. Tres cuartos de lo mismo ocurre -aunque quizá menos intensamente- con llegada de la Semana Santa. Sin embargo, cuando empieza a calentar el sol son muy pocos los que se atreven a hablar públicamente de forma crítica sobre la "semana del orgullo gay", quizá por temor a que a uno le encasillen como "homófobo" (me gustaría saber quien fue el pergeñador de tamaño palabro) y se pueda liar un buen pollo. Como no soy de esos ni creo que sea bueno serlo sin más preámbulos paso ya al meollo del post.

Yo, verbigracia, siento mucha curiosidad por saber quien va a costear los cientos de actos que se van a celebrar en toda España al respecto, ya que no creo que sean los aficionados a este tipo de fiestas los que vayan a hacerse cargo de las facturas e intuyo que las subvenciones van a comenzar a caer del cielo como maná divino. Aunque sé que es virtualmente imposible detener esta descomunal e innecesaria fuga de dinero público (¿tendré que simular ser gay para que me concedan una subvención?), me gustaría que al menos las cuentas estuvieran claras y pudiéramos saber lo cara que nos va a costar la broma.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gobernando GAYardón en Madrid... pues nos costará un ojo de la cara y parte de la recaudación de las multas de aparcamiento.

AMDG dijo...

La depre navideña es Cristofobia disfrazada de enfermedad.

Et incarnatus est, de spiritu santo ex maria virgine.

Es mi celebración favorita. Que se aguanten esos intolerantes, no siempre vamos a ser los mismos!